ALGUNOS POEMAS
Selección y notas de
Victoria León

 



SAZÓN

    Ya está todo en sazón. Me siento hecha,
me conozco mujer y clavo al suelo
profunda la raíz, y tiendo en vuelo
la rama, cierta en ti, de su cosecha.

     ¡Cómo crece la rama y qué derecha!
Todo es hoy en mi tronco un solo anhelo
de vivir y vivir: tender al cielo,
erguida en vertical, como la flecha

     que se lanza a la nube. Tan erguida
que tu voz se ha aprendido la destreza
de abrirla sonriente y florecida.

     Me remueve tu voz. Por ella siento
que la rama combada se endereza
y el fruto de mi voz se crece al viento.

                                De Cuatro sonetos (1955) y Arte y parte (1961)


 

 

EPITAFIO PARA UNA MUCHACHA

     Porque te fue negado el tiempo de la dicha
tu corazón descansa tan ajeno a las rosas.
Tu sangre y carne fueron tu vestido más rico
y la tierra no supo lo firme de tu paso.

    Aquí empieza tu siembra y acaba juntamente
-tal se entierra a un vencido al final del combate-,
donde el agua en noviembre calará tu ternura
y el ladrido de un perro tenga voz de presagio.

    Quieta tu vida toda al tacto de la muerte,
que a las semillas puede y cercena los brotes,
te quedaste en capullo sin abrir, y ya nunca
sabrás el estallido floral de primavera.

                                De Arte y parte (1961) y Cañada de los Ingleses (1961)


 

 

MAR

    Bajo mi cama estáis, conchas, algas, arenas:
comienza vuestro frío donde acaban mis sábanas.
Rozaría una jábega con descolgar los brazos
y su red tendería del palo de mesana
de este lecho flotante entre ataúd y tina.
Cuando cierro los ojos se me cubren de escamas.

    Cuando cierro los ojos, el viento del Estrecho
pone olor de Guinea en la ropa mojada,
pone sal en un cesto de flores y racimos
de uvas verdes y negras encima de mi almohada,
pone henchido el insomnio, y en un larguero entonces
me siento con mi sueño a ver pasar el agua.

                                De Marta & María (1966)


 

 

 

MARTA Y MARÍA

    Una cosa, amor mío, me será imprescindible
para estar reclinada a tu vera en el suelo:
que mis ojos te miren y tu gracia me llene;
que tu mirada colme mi pecho de ternura
y enajenada toda no encuentre otro motivo
de muerte que tu ausencia.

    Mas qué será de mí cuando tú te me vayas.
De poco o nada sirven, fuera de tus razones,
la casa y sus quehaceres, la cocina y el huerto.
Eres todo mi ocio:
qué importa que mi hermana o los demás murmuren,
si en mi defensa sales, ya que sólo amor cuenta.

                                De Marta & María (1966)


 

 

 

CASA DE BLANCA

    No llamaré a tus puertas, aldaba de noviembre:
el árbol de las venas bajo mi piel se pudre
y una astilla de palo el corazón me horada.
Porque tú no estás, Blanca, tu costurero antiguo
se olvida de los tules, y el Niño de Pasión
va llenando de llanto el cristal de La Granja.

    Tiene el regazo frío tu silla de caoba,
tiene el mármol tu quieta dulzura persistida
y bajo tu mirada una paloma tiembla.
Perdidamente humana pude sentirme un día,
pero un mundo de sombras desvaídas me llama
y a un sueño interminable tu cama me convoca.

                                De Marta & María (1966)


 

 

 

EL CONDE D.

    Cada noche te espero desde antes de acostarme,
y cuando sobrevienes, agregada presencia
a mi quehacer, pareja de topacios que rompe
contra la piedra azul serena de los míos,
dócilmente interrumpo mi sueño y, pues prefieres
las sombras, me levanto y cierro las cortinas.
Ya puedes reclinar tu cabeza en mi hombro
y aposentar tus dientes con su sed en mi aorta,
boá de Transilvania que me cercase el cuello.
El mosto de la muerte con su empacho te alienta.
Me voy quedando fría en tanto que amanece
y sorbes acremente mi paz a borbotones.

                                De Los sueños (1976)


 

 

 

CASA DE LOS BAÑOS
   
   
En dañados espejos un azogue de muerte
revoca el esplendor morado de los lirios.
¿Podréis reconoceros bajo el palio sin techo
de las aguas hediondas? Ocho columnas cercan
la majestad del baño, mientras corroe el óxido
el metal de los grifos, deja su mancha roja
sobre la porcelana o se aquieta en el mármol
de una tina sarcófago a ras de las baldosas.

    El reloj ha perdido sus agujas, y un tiempo
de Luchino Visconti impone su vigencia
a los sucios colchones que en el desván se apilan
y a la vida que vuelve a cruzar estas puertas.

                                De El mundo de M.V. (1978)


 

 

 

 

GODIVA EN BLUE JEANS

    Cuando sobrepasemos la raya que separa
la tarde de la noche, pondremos un caballo
a la puerta del sueño y, tal Lady Godiva,
puesto que así lo quieres, pasearé mi cuerpo
-los postigos cerrados- por la ciudad en vela...

    No, no es eso, no es eso; mi poema no es eso.
Sólo lo cierto cuenta.
Saldré de pantalón vaquero (hacia las nueve
de la mañana), blusa del "Long Play" y el cesto
de esparto de Guadix (aunque me araña a veces
las rodillas). Y luego, de vuelta del mercado,
repartiré en la casa amor y pan y fruta.

                                De El mundo de M.V. (1978)


 

 

 

GHETTO

    Denso es el aire aquí. Y tibio. Lo respiro
entre casas que quiebran su fachada en el agua.
Un gato mansamente se me enreda en las piernas
y me retiene inmóvil delante de Yahveh.

                                De El coleccionista (1979)


 

 

 

ROSA

    En el joyero Tiffany's se marchita una joven
rosa de Jericó.
Sólo al costado mismo de la muerte comienzan
su plenitud las rosas
tras la ruptura última del quicio de la sed.

                                De El coleccionista (1979)


 

 

 

JORGE MANRIQUE

    A esa luz que nos crea y nos destruye a un tiempo
bajan desde sus nidos a abrevar las palomas:
abaten en la orilla su cuello hasta las aguas
y lo yerguen, y el río que se lleva su imagen
viene a dar en la mar, en tanto que ellas vuelan,
desnudas ya de sombra, hacia sus columbarios.

                                De Compás binario (1979 y 1984)


 

 

 

LAGUNA DE FUENTEPIEDRA

    Llegué cuando una luz muriente declinaba.
Emprendieron el vuelo los flamencos dejando
el lugar en su roja belleza insostenible.
Luego expuse mi cuerpo al aire. Descendía
hasta la orilla un suelo de dragones dormidos
entre plantas que crecen por mi recuerdo sólo.

    Levanté con los dedos el cristal de las aguas,
contemplé su silencio y me adentré en mí misma.

                                De Compás binario (1979 y 1984)


 

 

 

SAN MARCOS

    La concertada cita entre desconocidos
me conduce a tu puerta: voy pisando y me oigo
y soy mi propio eco y mi propia cautela
hasta que te me abres, belleza desmedida
que abarco en mi pañuelo, alta gloria que añades
esplendor a tu piedra. Vergine mia del Bacio,
el aliento te horada. Me postraré en tus losas
para que en su equilibrio vuelva a reconocerme.

                                De Paulina o el libro de las aguas (1984)


 

 

 

LAVADERO VIEJO

    Cóncavas piedras vienen a recibir mi hato
con un frescor que acepta mi mano en su recinto.
Guardo turno en el húmedo corredor subterráneo:
doy paso a las rameras y al ajuar de los muertos.
Públicamente expongo al agua mis razones.
Su corriente no sabe más pasión que el olvido.

                                De Paulina o el libro de las aguas (1984)


 

 

 

VICTORIA

    Estaba abierto el cielo y mi hijo en mis brazos,
tan indefenso y tibio y aterido y fragante
que lo sentí una obra sólo mía, victoria
de un cuerpo paso a paso ofrecido a su cuerpo.
Lo envolví con mi aliento y él tuvo el soplo tibio
en el que una paloma se sostenía en vuelo.

                                De Trances de Nuestra Señora (1986)


 

 

 

DARALHORRA

    La memoria del agua -no el agua- sostenía
las frágiles, antiguas columnas de alabastro
-o confundo los sitios-, y un perfume de cedro
-no el cedro- me invitaba a un patio en el que apenas
puse el pie, puse el alma -o confundo el instante-.
Mi perpetua exiliada, alma mía, de mí:
dame un quicio de apoyo, ten un nombre siquiera,
cíñame una granada su corona de layo.

                                De De la llama en que arde (1988)


 

 

 

TERNURA

    Quizás no sea ternura la palabra precisa
para este cierto modo compartido
de quedar en silencio ante lo bello exacto,
o de hablar yo muy poco y ser tú la belleza
misma, su emblema, aunque tan próxima y latiendo.
Y es también un destino unánime que vuelvan
a idéntico silencio -cuando llegue la hora
de la tregua indecible- mi palabra y tu zarpa.

                                De De la llama en que arde (1988)


 

 

 

LA MARCHA

    Éramos gentes hechas al don de mansedumbre
y a la vaga memoria de un camino a algún sitio.
Y nadie dio la orden. -Quién sabría su instante.-
Pero todos, a un tiempo y en silencio, dejamos
el cobijo usual, el encendido fuego que al fin se extinguiría,
las herramientas dóciles al uso por las manos,
el cereal crecido, las palabras a medio, el agua derramándose.
No hubo señal alguna. Nos pusimos en pie.
No volvimos el rostro. Emprendimos la marcha.

                                De La pared contigua (1989)


 

 

"ARMANDUS DE CREMONA FACIEBAT"

                                Arman

   
Erais un haz de luto desflecado en las crines de olvidados caballos
que supieron de cargas y paradas brillantes,
y el amor conocieron de la hembra encendida, sujeta por los flancos;
y el trabajo y la lluvia.
Hilachas ya, pendéis del arco que sostuvo el virtuoso
sobre gimientes cajas que el roce de los dedos en el barniz denuncian.
Todo enclaustrado: escombros por piedad exhibidos bajo cristal y rótulos.
O ni siquiera por piedad: por furia de recrear la vida
y el arte. Y yo lo acepto,
si es cierto que lo bello es el comienzo sólo de lo terrible.
Pero en mis labios muerdo la agria rebeldía
de aquella crin y de esta madera que fue noble.

                                De La pared contigua (1989)


 

 

 

RETRATO DE FRASCUELO

                                Para Felipe Benítez Reyes

   
Montera sobre el muslo, pie pequeño, entrecejo
poblado, el fogonazo del magnesio detiene
en tu recuerdo al toro y en el sepia tu imagen,
como tuvo la tarde tu capote en suspenso.
Yo te quito las medias de seda rosa, el luto
rural de tu corbata, que en la cómoda cubren
mi peina de carey, mi mantilla de blonda.

                                De La intrusa (1992)


 

 

 

 

NAUFRAGIO

                                Para Floreal y Pepe Bornoy

   
Como arreciaban más las olas, y la casa
seguía en su costumbre sin aviso,
asomé a la terraza mi aprensión, y era cierto:
ya no veía el faro y perdíamos pie
e íbamos zozobrando aguas abajo, brea
y sal abajo y por la casa adentro.
Caída en el turbión, entorné las cortinas
por no alarmar innecesariamente.

                                De La intrusa (1992)


 

 

 

 

LA RUEDA

    Verdad es que en el mapa figuraba distante, que una rueda
de mi maleta iba gimiendo, y que en las bocacalles
su cansancio exponían con razón mis tacones.
Signos quizás de pérdida -de la esperanza al menos- en la ciudad oscura,
con mi mapa y más calles de rótulos vedados. Y ese joven
que no sabría decirme sino el raído azul de su bufanda
cuando busco un cobijo, de palabras siquiera.
Andar y desandar con la ciudad ajena como albergue
no mío: dádiva y negación a un torpe rodamiento
que, de improviso, si esta es la Torre de la Pólvora,
acalla su insistencia en dar fin al viaje.

                                De El puente (1992)


 

 

 

 

MALÁ STRANA

    El ámbito soy yo. Qué importan las fachadas
o su moho o caliche si antaño fueron nobles
y aún lo son a esta luz tibia y roja de otoño.
Cruza una joven grávida de una acera a otra acera.
Cruzan su claridad y su azahar perdurado.
Cruzo yo misma, niña, nombre que se perdiera
si una niebla subiese, espesa, desde el río.

                                De El puente (1992)


 

 

 

 

REPROCHE A HOLAN

                                Para Clara Janés

   
Si ves Moldava abajo, río abajo
-frente a la Isla de Kampa y el Molino del Búho-
un cubo de basura tiernamente mecido,
dulcemente mecido hasta el agotamiento,
no pienses en el cuerpo de Ofelia que las ratas horadan
entre sus muslos blancos, cubo adentro, hasta el fondo;
preserva
su maternal secreto río abajo.

                                De El puente (1992)


 

 

 

LA CASA

    Me adentraba por ella -ante mí en la cubierta del libro-,
en su planta cuadrada y un silencio en sus muebles que adivino o invento:
podría pintarla como cuando era niña y abrir con una cuchilla sus ventanas,
porque ella era mi mundo inserto en otro mundo de intimidad discreta
que yo invadía y daba a los demás.
Lo que en ella pasaba -un perro, una bombilla- me resultó feliz.

                                De A orillas del Ems (1997)


 

 

 

LA NIÑA

    La niña de trenzas y flequillo, de babero y maleta a la espalda,
en la que me enseñaron a reconocerme las fotos de los míos,
hoy, frente a mí, en este cuaderno aparece.
Coincidencia feliz: de esa criatura vine
para llegar a ella tras de un largo camino.
Te lo ruego: sigue tú misma, o vuelve y disfruta de tus padres aún jóvenes,
la borrega y el agua en el cauce de piedra. No te preocupes:
soy una de esas señoras que se encuentran a veces de visita en las casas
y cuyo nombre no vuelve a recordarse.

                                De A orillas del Ems (1997)


 

 

 

PUERTO

                                Para Biruté Ciplijauskaité

   
Escucho las campanas del puente de los barcos:
septiembre es mes de tránsito y una goleta viene
a llamarme a las islas, o el cuarto se desplaza
lentamente. ¿Quién parte
junto a los marineros o quién roza mis muebles?
Oh puerto mío, acógeme esta tarde,
envuélveme un pañuelo de lana por los hombros
o llévame en un cuarto de roble mar adentro.

                                De Las contemplaciones (1997)


 

 

 

EL AÑO QUE VIENE

                                Para Sharon Keefe Ugalde

   
Hacer girar el corazón contra su aguja,
contra el tiempo y su sangre, contra la memoria,
desploma mi pared. ¿Seré un rechazo
de piedra más, herida en el escombro?
No crujas, por cansada, alma mía enzarzada en mi pared,
en mi rodar del tiempo. Está Jerusalén a tientas de la mano,
y ya piso su umbral.

                                De Las contemplaciones (1997)


 

 

 

LA ARDILLA

En el hayedo, sobre la cruz de un árbol
salta una ardilla y me parecen propias
y conforme a la naturaleza sus movilidades
y afán frente a un otoño ocre y ya inminente,
su alternativa de árbol, su afán recaudatorio.
Su memoria será quien me soporte.
Quedé ayer sepultada entre las hojas.

                                De El hueco



 

 


NOTAS

 

SAZÓN

Fue el primero de los únicos cuatro sonetos escrito por M.V., y también su primera colaboración en una revista de poesía, Caracola, Málaga, en marzo de 1954.


EPITAFIO PARA UNA MUCHACHA

El poema figura grabado en una losa sobre el hoy seco pilón del Cementerio Inglés, de Málaga, recinto que ella descubrió a Jorge Guillén, quien lo eligió para su último descanso.


MAR

5. Para ataúd y tina, véase, mas abajo, "Casa de los Baños", de El mundo de M.V.


CASA DE BLANCA

3. Alusión a una muerte definitiva, tomada de las películas sobre el tema de Drácula. (Véase "El Conde D.", en Los sueños.)

5 y 6. La mayor parte del poema se configura como un inventario que relaciona entre sí diversos objetos recordados de la casa de esa joven. Los "Niños de Pasión" son imágenes de pequeño formato que representan al Niño Jesús, gimiente y rodeado de los "emblemas" de su futura pasión: corona de espinas, clavos, etc. Se cita igualmente un jarrito de cristal de la Real Fábrica que existió en la Granja de San Ildefonso (Segovia).


MARTA Y MARÍA

8. Creo que razones se dice con base en la 3ª acepción del DRAE ("palabras o frases con que se expresa el discurso"), no en la 5ª ("motivo o causa"). El poema es una referencia a Lc 10: 41-42, y su título tan sólo se diferencia del que lleva el libro en su renuncia a la cifra "&", conocida como "etcétera" entre los impresores y bajo cuya voz la definía el DRAE en su 20 ed. (1984), aunque ha desaparecido ya en la 21 ed. (1992).


EL CONDE D.

4. Los ojos del Conde Drácula son del color del topacio, frente a los ojos azules de la autora. (El color azul de sus ojos, como herencia familiar, será otro leit-motiv en su poesía.)

9. Prenda con se envuelve el cuello, y cuyo nombre, tomado del francés (y de ahí su acentuación aguda), procede no obstante del de la boa o serpiente constrictor. Contra la opinión de Clara Janés, aunque admirable conocedora de la poesía de M.V., no creo que este poema esté "resuelto en clave de humor".


CASA DE LOS BAÑOS

2. En la 4ª acepción del DRAE: "Hacer retroceder ciertas cosas. El viento revoca el humo", entendiendo que "el viento" es el sujeto de la acción en ese anfibológico ejemplo de la Academia, en el que el sujeto tanto puede ser el viento como el humo.

3. El conjunto de un palio exigiría sus varales (las ocho columnas aludidas más abajo) y el propio tejido o palio (en sentido estricto) que esos varales soportan. Al hablarse aquí de un palio "sin techo" (sin "palio" propiamente dicho) se deja al vacío o al cielo abierto esa función de cobertura.

4. Conforme a la denominación usual, hediondas, de las aguas sulfurosas.

8. En Málaga, y en numerosos países americanos de habla española, tina tiene el valor de "bañera". Para tina sarcófago véase entre ataúd y tina en "Mar", de Marta & María.


GODIVA EN BLUE-JEANS

Lady Godiva (¿1040-1O80) recorrió desnuda y a caballo las calles de Coventry, a propuesta desafiante de su esposo Leofric.

9. Cierta discoteca y sus camisetas de promoción.

10. Guadix, en la provincia de Granada, con bien conocida artesanía del esparto.

12. Indudable referencia al filme Pane, amore e fantasia protagonizado por Sofia Loren. Pero uno de los "Epigramas" de Jorge Guillén en Y otros poemas lleva como lema ese título y quizás haya aquí un guiño de complicidad.


GHETTO

El ghetto (es decir, la "fundición [de cañones]") daba nombre a esa islita veneciana que acabó siendo la primera judería segregada. El DRAE, en su 21ª ed., admite gueto como procedente de una reducción de borghetto.


ROSA

1. Creo que procede interpretar joyero como "estuche para joyas", y no como "fabricante o vendedor" de ellas, pese a la referencia a Tiffany's (que sólo indica el estilo de ese estuche). Pero ésta es, sin duda, una interpretación limitadora.

2. Anastatica hierochuntica (que M.V. volverá a citar en "Rosa de Jericó", de De la llama en que arde), es una planta herbácea anual propia de los desiertos de Siria. Al secarse, hojas y ramas se contraen formando una pelota apretada que -incluso muchos años después de cortada- se abre y reverdece cuantas veces vuelva a ponerse en agua. (Véase en el DRAE.)


JORGE MANRIQUE

4. Conforme a su modo de beber.

5. Obviamente, cita de las "Coplas" de Jorge Manrique: "Nuestras vidas son los ríos / que van a dar en la mar, / que es el morir".

6. Sin sombras: ya sólo espíritu. Evidentemente "columbarios" está dicho aquí en la doble acepción de esa voz: "Recinto con nichos para anidar las palomas. Palomar" y "Recinto con nichos para enterramientos".


LAGUNA DE FUENTEPIEDRA

Fuentepiedra, Fuente Piedra o Fuente de Piedra, lugar de la provincia de Málaga donde (con independencia del pequeño pilón o abrevadero que da nombre a ese lugar) existe una laguna en la que nidifica una gran colonia de flamencos.


SAN MARCOS

El encuentro con la basílica veneciana se describe como una cautelosa cita personal.

5. Según el uso popular de guardar las cosas en un pañuelo cuyos picos o esquinas se anudan formando un hatillo.

6. La referencia a la Virgen del Beso intensifica el equívoco del poema. La imagen de esa Virgen muestra la pequeña oquedad producida por los constantes besos de sus devotos.


LAVADERO VIEJO

1 y 2. No es posible determinar si la mano acepta el frescor del agua en el recinto u oquedad de las pilas, de las cóncavas piedras, o bien si el frescor de las pilas (de las cóncavas piedras) es quien acepta a la mano.

4. La reglamentación de este antiguo lavadero público de Ocaña (Toledo) dejaba para un penúltimo turno la ropa de las rameras y, para el último, la de los muertos. El poema se configura como una declaración penitencial.


VICTORIA

3. De entenderse ese victoria como una alusión a su propio nombre y persona (y me remito a la tesis doctoral de Eugenia León) estaríamos ante una identificación de M.V. con María: "lo sentí una obra sólo mía, Victoria". Pero creo que la lectura correcta es que M.V. presta su voz a Nuestra Señora; que es María quien habla y que el excluido -en cuanto a la carnalidad de su hijo- es el Espíritu.


DARALHORRA

Palacio granadino (Dar al-Horra, "Casa de la recatada, de la que no tiene trato con varón") al que se trasladaba, desde la Alhambra, la sultana viuda.

8. Llamamos de layo a la variedad amargosa de ciertos frutos: al menos la granada y la manzana. (Para las granadas, en menor intensidad que las conocidas como "de diente de perro".) Lo correcto sería escribir "del ayo", con un ayo procedente del mismo étimo latino que agrio, aunque inconscientemente evitado por su coincidencia formal con ayo, masculino de aya. En cuanto a la referencia a "corona" se apoya en el hecho de que ese fruto acaba en una formación semejante a una corona; de ahí que Granada haga constar el lema "Nací con la corona". La interpretación del último verso pudiera, pues, ser: "Que una granada me ciña su amarga corona", o bien (y aunque el nombre de la ciudad nada tenga que ver con el de ese fruto) "Que Granada me ciña su corona de amargura", posibilidad ésta que se refuerza por el hecho de referirse a Granada los poemas que anteceden y siguen al que nos ocupa, y recogidos por eso en una publicación que lleva el título de este poema.

TERNURA

8. La referencia felina, aunque en una lectura no excluyente (lo que sería imposible en la poesía de M.V.), está hecha en zarpa. La autora ha recogido en un cuaderno sus diversos poemas sobre Tulia, su gata persa, hermana de las gatas de María Zambrano.


LA MARCHA

6. Las herramientas a las que, por su continuo empleo, las manos habían hecho dóciles para su uso.


"ARMANDUS DE CREMONA FACIEBAT"

En un catálogo de la Fundación Juan March, Madrid, 1988, la obra de Arman se describe como "Violines y arcos de violín, en caja de plexiglás, de 87 x 75 x 51 cm." Es bien sabido el aprecio a los violines que llevan la inscripción "Armandus de Cremona faciebat", puesta por su famoso artífice.


RETRATO DE FRASCUELO

El matador de toros Salvador Sánchez Povedano, "Frascuelo" (1842-1898).


LA RUEDA

5. Los rótulos de las calles escritos en checo y por eso vedados a su comprensión por la autora, que busca "un cobijo, de palabras siquiera".


MALÁ STRANA

6. En "El amante divaga", de Poemas para un cuerpo (poema que, en su día, editó M.V.), Cernuda escribe que "mas allá, el tiempo, según dicen, / narcha hacia atrás para irnos desviviendo". Sin embargo las leves alusiones autobiográficas hacia atrás imaginadas en "Malá Strana" parecen apoyarse en el reloj aludido en "Foso de los Ciervos", de este mismo libro, y sobre el que Apollinaire, en Zone, escribió "Les aiguilles de l'horloge du cartier juif von à rebours..." y Cendrars, en Prose du Transsibérien, "Et le monde, comme l'horloge du cuartier juif de Prague, tourne éperdument à rebours".


REPROCHE A HOLAN

2. Holan, en la isla de Kampa, tenía por vecino al molino del Búho (realmente, del Sr. Búho, aunque ello rompería el encanto de la alusión). En su poema "But never doub in love", Holan describe el cuerpo muerto de Ofelia descendiendo por el río: una rata de agua desgarra su vientre y pone al descubierto el feto que ocultaba. M.V., que se ha ocupado insistentemente de Ofelia en su poesía, reprocha a Holan ese estremecedor poema, admirablemente traducido al español por Clara Janés.


LA CASA

3. La cuchilla con que abrir las ventanas en las casitas pintadas en una hoja de papel, bajo el cual otro papel mostraba lo que podía verse por esas ventanas abiertas con una cuchilla en la primera hoja. Eran los difíciles tiempos de la posguerra.


LA NIÑA

Considerando como retrato suyo -de la autora- el de esa niña de una fotografía alemana de 1927 reproducida por Renate Kruchen en su álbum Telgte in Erinnerung ("Telgte en la memoria") junto a otras imágenes de esa ciudad alemana a orillas del Ems.


EL AÑO QUE VIENE

"El año que viene, en Jerusalén", tradicional formulación de una demorada esperanza judía (finalmente cumplida).

7. Eco del salmo 122 (121) de David, parcialmente acogido en el introito de la misa.


ARDILLA

6. 'Mi recuerdo de esa vivacidad suya (o bien, el recuerdo que ella -la ardilla- tenga de mí) es lo que me servirá de apoyo o fundamento.'

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